Arte Sacro, un recorrido por la fe
En la sala de Arte Sacro, en un ambiente que combina las obras con la arquitectura, el público puede apreciar obras de pintores y escultores representativos de los siglos XIX y XX.
Desde el ingreso se muestran cuadros del Niño Salvador, de la Virgen del Rosario, de la Virgen y el Niño, de la Virgen del Carmen, la Santísima Trinidad, el Taitacha o Cristo de los Temblores, San Ignacio de Loyola.
La lista de pintores quiteños es extensa. Desde Juan de Yllezcas y Luis de Rivera, que pintó en la catedral de Quito y San Francisco; el padre Bedón, decorador del claustro de la recolecta de Quito; Miguel de Santiago, su yerno Goribar; Antonio Egas Venegas de Cordova; María Magdalena Dávalos.
Figuran, además, Bernabé Lobato y Simón de Valenzuela, contemporáneos y amigos de taller de Miguel de Santiago; Antonio Salas, autor del Corazón de Jesús, y gestor de una generación de pintores de arte religioso.
El recorrido por la sala recrea la fe en cada paso, en cada cuadro. en cada gesto de los devotos y de los santos. Narcisa de Jesús es una muestra de la devoción que se despierta en los visitantes. Por estos días los seguidores de la Santa acuden a conocer parte de su vida, que se plasma en los cilicios que reposan en la sala y con los cuales se autoflagelaba. También hay un retrato de ella y de otros santos de devoción local, como San Francisco Javier, San Francisco de Paúl, Santo Domingo de Guzmán.
Otro de los espacios de la sala se dedica a la escultura. Hay efigies de San José y el niño, de San Francisco Xavier mostrando su corazón, de San Francisco de Asís, de la Virgen de la Adoración y de una mujer de rodillas.
En la sala se destaca a los escultores de la época de la colonia, entre ellos Diego de Robles, quien trabajó las estatuas de las vírgenes de Guapulo y del Quinche y del Cristo que está en el altar mayor de la iglesia de San Francisco de Quito.
La lista sigue con el Padre Carlos, Bernardo de Legarda, Manuel Chili alias “Caspicara”, autor del San Francisco de la iglesia de su nombre; José Olmos, alias “Pampite”, autor del Señor de las Agonías de la iglesia de San Roque; Manuel Salas, José Domingo Carrillo y Gaspar de Sangurima, alias el “Yuqui”.
Las técnicas son variadas, pero todas logran reflejar el dolor, la adoración y devoción de un pueblo que mantiene viva la fe.
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